Carlos de Hita propone una experiencia de inmersión sonora, una especie de “fuego de campamento” en torno a una lumbre figurada, arropados por la noche en el castillo de Monfragüe.
En una sala oscura, tenuemente iluminada por la luz de unas velas, se reproduce un montaje sonoro con los paisajes de la oscuridad. En el centro un narrador, iluminado solo por una lamparilla, va describiendo los mensajes que los propios sonidos de la noche nos cuentan. El resultado, un doble relato sincronizado, en el lenguaje humano y en el de la naturaleza, en la penumbra, con toda la capacidad evocadora del sonido y sin ninguna imagen que distraiga la atención de los oyentes.
Los escenarios no se limitan a la Península Ibérica. La dehesa extremeña da paso a la sabana africana; los bosques ibéricos se mezclan con las selvas tropicales; las montañas, costas y humedales ibéricos sirven de punto de partida para escuchar la diversidad sonora del planeta. Se trata de una crónica sonora de un viajero que se ha movido por el mundo siempre con un micrófono en la mano. De oídas.
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